“Argentina está ganándose la reputación de ‘equipo blando’”, aseguró el lunes por la noche Juan Pablo Varsky. Uno de los periodistas que llevó adelante la transmisión del partido entre Argentina y Chile, por la primera fecha de la Copa América, parecía dar en el clavo. Al momento que lo dijo el partido ya se moría como se vienen muriendo los partidos para la Selección últimamente: en un empate que empezó siendo victoria. El equipo hace lo más difícil y lo que todos quieren en un partido de fútbol: abrir el marcador. Aún así, no puede sostener la ventaja y lo único que gana es -volvemos a citar- “la reputación de un equipo blando”. Una característica que no suelen tener los equipos grandes, todo lo contrario. Es un sello distintivo, sí quisiéramos, de equipos chicos. Lamentablemente no es lo único que el equipo tiene de ellos en estos momentos.
El problema de no poder sostener las ventajas es serio. Ser un equipo blando es malo más por lo que significa ser un equipo blando que por la reputación en sí. Sobre todo si pensamos que el próximo partido será ante Uruguay (próximo viernes), una potencia. Un equipo con aspiraciones menores sabe que puede ir ganando pero se acostumbra a que le pueden empatar. Se acostumbra a que esa sensación de “ganador” es sólo pasajera. Impensada sensación para la Selección Argentina que en el ámbito sudamericano, tiene un equipo superior al de varios. O al menos para hacerle competencia.
¿Cuáles otros problemas de equipo de segundo orden tiene el seleccionado? “Haber jugado mejor en este campo de juego dice mucho, la verdad que quería remarcarlo. Queremos todos jugar la Copa América y de repente nos encontramos en una cancha que a los 10 minutos del primer tiempo ya no se podía jugar al fútbol”, se quejó Lionel Scaloni, sobre el campo del estadio de Botafogo, que albergó el partido. Su declaración no solo desvió el foco del análisis sino que hizo recordar a, justamente, los entrenadores de equipos menores, que intentan buscar excusas todo el tiempo. No quiere decir esto que no tenga razón sobre el campo, pero de ahí a que el técnico en la selección argentina centre el análisis en eso, hay un trecho importante.
La reputación que viene ganando en este sentido es la de un equipo quejoso. Ya lo vivimos en el partido ante Paraguay, cuando las quejas fueron dirigidas a los árbitros. Una gran parte de la conferencia de prensa dedicada a eso.
Otra de las características que suelen acompañar a un equipo humilde es la de tener un solo salvador. Uno solo. Un jugador que deba resolver todo. En este caso Lionel Messi es el que viene haciéndolo hace mucho y pese a que no atraviesa su mejor momento, aún así fue lo mejor del equipo junto a Giovanni Lo Celso (increíblemente reemplazado). Si se tratara de llenar un formulario, acá el equipo vuelve a marcar con una tilde verde.
Si a todo esto le sumamos que no gana un título hace casi 30 años el cartón está lleno. La última conquista del Selecionado mayor fue en 1993 justamente e una Copa América. La medalla de oro e los Juegos Olímpicos de Pekín fue un momento único, pero el torneo es para equipos sub 23 (con solo tres excepciones como suele pasar en los Juegos).
Blando, quejoso, con excusas, sin títulos y encomendados a un salvador. Características que no son de una selección grande con aspiraciones. Características que deberá tratar de sacarse de encima lenta pero decididamente.
A tener cuidado: para Uruguay, será el debut en la Copa
Al haber dos grupos de cinco equipos en la Copa América, en cada fecha habrá un equipo que quedará libre. En la primera del grupo A fue Uruguay el que no jugó. Entonces, en la segunda, el partido ante Argentina (viernes desde las 21 en Brasilia), significará el debut para el conjunto de Oscar Tabarez. Mañana se reanuda la actividad en el torneo con los partidos Colombia-Venezuela (desde las 18) y Brasil-Perú (21).